jueves, 9 de agosto de 2018

Pesadumbre

Tengo más de 12 mil correos sin leer. Todos los días reviso mi buzón y sólo abro unos cuantos mensajes y otros tantos elimino: la mayoría son guardados para leerlos en una ocasión, que parece nunca llegar. Antes, sin embargo, no eran así: la bandeja de entrada no dejaba ninguna decisión pendiente, pues apenas se asomaba un nuevo correo, lo abría y, si era el caso, lo borraba (algo que sólo ocurre en mi presente con el spam). Este miércoles quise descubrir desde cuándo comenzó a crecer esta montaña, sobre todo porque acabo de ver que mi cuenta en Gmail ya va en 88 por ciento de su capacidad ocupada. De esa manera llegué hasta octubre de 2010, dentro de ese lapso de tres años en que trabajé en Radio Mexiquense. En el camino a ese mes de hace 29 meses, mandé a la papelera decenas de correos y abrí algunos que a primera vista me resultaba extraño que no hubiera leído en su momento. En ese trote encontré la noticia de un mitin del senador Bernie Sanders (el querido Bernie, tan próximo a Andres Manuel Lopez Obrador) que cerraba, una vez terminado su discurso, con una canción de David Bowie, una que frecuentemente es arruinada por la cultura pop estadunidense: Starman, una canción de 1972, año en el que Sanders se postuló por primera vez como candidato a gobernador de Vermont, primero, y luego al Senado, ambos como independiente. Fue hasta 1981 cuando ganó una elección, la de Burlington, dejando en segundo lugar al seis veces alcalde demócrata Gordon Paquette. Un año antes, el camaleónico Bowie lanzó su álbum Scary monsters, y con su sencillo Ashes to ashes volvió a uno de sus personajes, el mayor Tom; después, a mediados de 1981, en julio, escribió y grabó con Queen una canción inmortal, Under pressure (originalmente titulada People on streets, incluida en Hot space). Bajo presión, como desde hace dos años y medio, aunque pocos lo sepan. Pero, ¿qué pasaba en octubre de 2010?, me pregunté. Apple presentaba su nuevo iPod shuffle; los sábados 9 y 30, como era habitual en aquella época, el Foro Lumbrales dedicó sus jornadas mensuales al arte y la cultura (y como era habitual, no estuve en ninguno de los dos eventos); el 15, Javiera Mena publicó un comentario en mi perfil en Myspace («Hola, voy a tocar aquí en México. Espero poder verlos a todos por aquí»); el sábado 16 fui (¡por única ocasión!) al Corona Capital, con Jesús (y al final, de manera extraordinariamente fortuita, nos encontramos a Fernando y Manuel, con quienes nos regresamos a Toluca); al día siguiente, los Pixies tocaron en el Metropólitan, concierto al que finalmente no fui (y al de este próximo 12 de noviembre, menos: sin Kim Deal, son como los Smashing Pumpkins sin D'arcy); y ya casi para acabar el mes, el viernes 29, Luis Flores tocó, en el Big Mama, a las 9 de la noche, como Volátil. ¿Y yo qué hacía por aquellas semanas? Además de programar la música del 91.7, escribía El Museo Portátil de Historia Zoomorfa para el programa matutino de Cecilia: unos textos radiofónicos que siempre que se podía eran atinadamente corregidos por Maura antes de grabarlos, a altas horas de la noche, con Julio Garrido, el Garo. No hay, pues, una explicación evidente: al parecer, fue algo repentino. Pesadumbre, que le dicen.

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