Constituidos
como asociación civil en septiembre del año 2000, somos herederos de la
tradición minera de la región de Tlalpujahua y El Oro. Como Museo Tecnológico
Minero del Siglo xix, somos un
museo educativo, abocado a nuestra comunidad. Dos son nuestros mayores
intereses: la educación y el papel de los trabajadores mineros en la historia.
Para nosotros es importante recobrar su esfuerzo y analizar nuestro pasado con
una visión crítica.
El
Museo Tecnológico Minero es el museo de sitio de la antigua mina de Las Dos Estrellas,
idea concebida por el artista plástico Gustavo Bernal Navarro (1936-2013).
Restaurados sus siete talleres y oficinas, fue fundado en marzo de 1999. La
primera museografía fue suya y
su mano –la de un artista inigualable– hizo del museo una escultura. Lo que
antes fueron ruinas, que ningún gobierno volteó a ver después de 1986, se
convirtió en un proyecto cultural desde 1999, ademado sin fines de lucro y sin
otra pretensión que homenajear a los miles de trabajadores sencillos que dieron
merecida fama a los municipios de Tlalpujahua y El Oro. En catorce años más de
345 mil visitantes han entrado gratuitamente a este museo asociado al Comité
Mexicano para la Conservación del Patrimonio Industrial (cmcpi) y a la Red Michoacana de Cine
Comunitario (rmcc).
Antes
de levantar ahí el museo que hoy es ejemplo a seguir, el saqueo al patrimonio
no cesó. Los documentos, fotografías y objetos que exhibe y resguarda no se
encontraban en las instalaciones abandonadas. Fueron donados por la gente la
mayoría de las veces, en comodato en algunos casos, o adquiridos por la
asociación para rescatar la historia de nuestra región. Toda la información
dispersa fue recabada por el director fundador a lo largo de diez años y quedó
plasmada en su ya imprescindible libro Notas
y apuntes para la historia de la Mina Las Dos Estrellas (1899-1960),
publicado en marzo de 2012. El archivo que ahora tiene el Museo se lo debemos a
Bernal y no podríamos restarle ningún mérito.
Estamos
convencidos que la ciencia, la cultura, el arte, la tecnología y la poesía son
una aspiración social que nos libera. Compartimos con la universidad el ideal
de una sociedad equitativa que se enaltecerá con el impulso del conocimiento.
Estos son los pilares de nuestro Museo: la educación y la independencia. Apegarnos
a ellos es también una forma de rescate. No nos vemos como un punto turístico
en el mapa, sino como una vía para el estudio de la naturaleza y la identidad
regional, el pensamiento universitario, la investigación científica, la
arqueología industrial, la tecnología minera, la difusión cultural y la defensa
de nuestra historia. Estamos empeñados en acrecentar la salvaguarda del
patrimonio industrial, arquitectónico, ecológico y artístico del antiguo
distrito minero de Tlalpujahua y El Oro, un legado que ha sido parcialmente
rescatado, conservado y protegido. La encomienda es ineludible para nosotros.
La
celebración de estos convenios nos alienta, al igual que las pequeñas
aportaciones, no solamente en donativos, sino en un enriquecedor diálogo que
hemos recibido de nuestros miles de visitantes. Conservar viva nuestra historia
es nuestro trabajo: Acá, donde otros expoliaron riquezas, nosotros sembramos cultura,
es nuestro lema, y eso es lo que hacemos como asociación civil. La ética, la
honestidad y la academia son un interés común con la Universidad Michoacana, y
hoy, al signar estos convenios, estamos seguros que se fortalecerán con el
trabajo conjunto. Nuestro agradecimiento a quienes lo han hecho posible: el
rector, Salvador Jara Guerrero, y los directores de las facultades de
Arquitectura, Joaquín López Tinajero; Biología, Fernando Villaseñor Gómez;
Historia, Oriel Gómez Mendoza; y del Instituto de Investigaciones Metalúrgicas,
Carlos Alberto León Patiño. Muchas gracias.
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