miércoles, 23 de mayo de 2012

Penumbra retumbante

Esta costumbre heroicamente insana: tuitear

Con las #dospalabras que dan título a este relato publiqué mi primer tweet (o «pío», según la traducción del inglés) el 3 de septiembre de 2008, después de abrir ese mismo día mi cuenta en Twitter con mi primer apellido como nombre de usuario: @Ordonhez, como si se tratara de un ciudadano portugués (que luego resultaría guatemalteco).
No me acerqué al micro-blogging por @Vier_Minuten, una de mis tuiteras de cabecera, sino por otra peruana: @Chi0, a quien había conocido por ICQ años atrás. Bloguear no era nuevo para mí: desde octubre de 2003 había incursionado en la blogosfera para conquistar lectores, sin la intención de usar mi weblog como diario o semanario. Los temas que desde entonces desfilan en Sombras invisibles y @Esquizopolis son reconocibles a primera vista: creación literaria, análisis político, un poco de música y vida cotidiana. Ficción y no ficción.
No pensé en Twitter como una grabación de campo o una sala de chat: la comunicación instantánea suelo borrarla –mensajes de texto, al fin– y reescribo muchos tweets, obsesiva práctica para que la lectura guarde cierto orden y pierda algunos seguidores (hartos de leer la publicación original y la corregida). La mayoría, sin embargo, permanece (en varias ocasiones @Magami se ha dicho sorprendida por el número de tuiteros que conservo). «Borrar y corregir. No creo en la inmortalidad del momento ni en la verborrea», tuiteé el 17 de abril de 2010.
Y si bien @Esquizopolis fue concebido como un proyecto literario (ahí, por ejemplo, escribí los cuentos brevísimos que luego reuniría en El castillo del dragón fantasma), ya en noviembre de 2008 hacía mis primeros comentarios políticos, a propósito de la muerte de Juan Camilo Mouriño. Mis opiniones, de vez en vez, llegaron a ser incómodas para priistas como @Markiuxxx, quien –entonces jefe de producción de @RMexiquense– se tomaba la libertad de conminarnos –no sin cierta molestia– a @Lorzzzo y a mí a dejar de darle «patadas al pesebre». Con las marchas antipeñistas del 19 de mayo pasado pudimos ver hasta qué punto ha crecido la politización de Twitter. Declaraciones como las que en su momento externó José Saramago («Twitter nos acerca al monosílabo y al gruñido como formas de comunicación») han quedado rebasadas en la calle.
Mi primer #followback fue precisamente con @Lorzzzo, la primera compañera de trabajo a la que le hablé de Twitter, dada la cercanía que cultivamos en los primeros meses de transmisión del 91.7. @AlonsoGuzman recuerda bien que antes de mí nadie en @RMexiquense había entrado a Twitter, y al rememorarlo queda un sinsabor por el tiempo que los directivos tardaron en asimilar su utilidad para interactuar con los radioescuchas (y aún después, fue muy desaprovechada).
En @UniRadio997FM también había, en aquellos últimos meses del 2008, un incipiente puñado de tuiteros que pronto dejé de seguir: sus conversaciones eran una y la misma, la propia estación. De ellos solamente sigo a dos excompañeros: @PacoLedesma y @G_Clayton. Y así como @Chi0 fue la culpable de que esté en Twitter, debo mencionar que convencí a @MarinhoAguilar de que abriera su cuenta, una noche que nos tomábamos un café en el Sanborns de Galerías Metepec. No lo bloqueé como él alguna vez pensó, simplemente lo dejé de seguir el día que @RM917FM cumplió un año al aire: esa mañana fuimos el blanco de sus altaneros tweets.
La popularidad de Twitter demoró en ascender, pero fue vertiginosa a partir de 2009. Antes de eso era posible buscar usuarios por ciudad y agregué algunos de los que había en #Toluca. De inmediato @Gezric me dio la bienvenida con un saludo ingenioso: «Nice to tweet you!» y un emoticon alusivo a su estado de ánimo. No pasó mucho tiempo para que los tuiteros del valle de Toluca quisieran conocerse, así fue que el 21 de mayo de 2009 recibí una de las invitaciones que @Gezric envió esa semana para reunirnos el sábado 23, por la noche, en un céntrico café de Metepec. @Magami y yo fuimos juntos. Llegamos a la hora acordada y en ese momento nos vimos perdidos: casi nadie mostraba una foto suya como avatar. Volteamos para buscar algún grupo de personas, pero al parecer nadie había llegado. Temimos el fracaso, pero en un nuevo escaneo observamos a un tipo que tenía toda la facha de ser parte de esa extraña fauna conocida como Twitter: en sus manos tenía un dispositivo móvil y apartaba la vista de la pantalla apenas por unos instantes. @Magami se acercó, sigilosa, para preguntarle si sabía algo de los misteriosos tuiteros. Y así fue como nos hicimos amigos de @Gezric, hoy, hace tres años.
Esa noche también estuvieron presentes, entre otros, @Yorchshema (que se casaría el 6 de febrero de 2010 con Mary, boda a la que fui con @La_Yue, a quien traté primero en el messenger), @Laurisima (a quien no he vuelto a ver, pero sigo con curiosidad), @Yokablue (amiga de @AbelMembrillo en Myspace y quien se volvió un amor imposible apenas llegó a la reunión; lo recuerdo hoy que en alguna imprecisa hora del día aterrizará en Argentina), @AlonsoGuzman y dos mujeres que luego se convertirían en expertas tuiteras: @LuziaJuarez y @Lucky_Cracker.
No recuerdo haber ido a otra reunión. Creo que la siguiente fue en el @MumciToluca (un museo privado que recibe demasiada atención del gobierno estatal). No fui por falta de tiempo y al cabo de unos meses el grupo creció de forma exponencial: imposible juntarlos a todos, así que las reuniones se convirtieron más bien en citas personales, con un café o unos tacos de por medio. O un viaje al DF: @CiudadanoOscar (Óscar A. García, editor de la extinta revista Planeta X, quien ha tenido distintos nombres de usuario, entre ellos el muy famoso Robot2XL) nos invitó a su departamento. Esa tarde (el 25 de julio de 2009) nos presentó a su pareja, @Curlynervous, y a otros tuiteros más, entre ellos @Mizzandrew. @Gezric y yo fuimos los únicos de Toluca que acudimos.
#Toluca es otro tema recurrente (algunas de mis crónicas sobre la ciudad las agrupé bajo el título El gozne de la Puerta Tolotzin) y cuando Twitter agregó la opción de crear listas, la segunda que hice fue la de los tuiteros del valle de Toluca (o Valle del Matlatzinco): varios de ellos ya me habían incluido en las suyas. La primera fue eliminada: una exhaustiva lista del personal de @RMexiquense del que ahora sólo sigo a una veintena de personas que conocí ahí (la excepción es @LuzCasarin, de Zumpango: di con ella porque somos fans de Charly García).
Twitter está cambiando todo el tiempo. Los tópicos (o temas de conversación) se extinguen con rapidez o son manipulados por bots propagandísticos. Algunas prácticas sobreviven, como las recomendaciones de los viernes (los #FollowFriday, el primero de los cuales recibí, con riesgo a equivocarme, de @Ocelotita). Incluso yo cambié: el 29 de junio de 2010 dejé de llamarme @Ordonhez, un apellido que siempre me ha parecido el de un desconocido.
En términos de tecnología soy un inmigrante; rústico, las más de las veces: aún uso Windows ME, una Ibook G4 y una Palm, subo fotos a través de Twitpic y desde mi teléfono móvil solamente puedo tuitear enviando mensajes de texto (los cuales –por desgracia– suelen aparecer sin acentos). Mi vida en internet se remonta a mediados de la década de los noventa, cuando Ismael se conectaba –ya muy noche, con una llamada telefónica de larga distancia– desde la casa de sus padres en El Oro. En una hora no podíamos explorar gran cosa: las páginas web tardaban una eternidad en desplegarse. Fue hasta 1998 que abrí una dirección de correo electrónico: cutter@coatepec.uaemex.mx. Pronto opté por una gratuita en Yahoo! y el messenger (mazinger, le decimos @OscarDeLaCruz y yo) fue el medio de comunicación ideal para mí: platicar a través de la palabra escrita. Ahí conocí a @Adisoluta, cuando era estudiante de odontología. En Windows Live, aunque mucho tiempo después (una década, de hecho) a @Marianuka. En Myspace a @_LaLunadePlata (antes llamada Geralibum, a quien no conozco en persona) y reencontré a Alejandra (que no veía desde la preparatoria). En Hi5 a @MissDeseos (antes YolaHai) y en Twitter tuve contacto directo con radioescuchas como @Maricelita y @Asesina_Serial. La última red social a la que ingresé, aunque con mucha renuencia, fue Facebook. Ahí añadí a tuiteros como @Navart y @Cyelo.
Este recuento no ha pretendido ser tan minucioso como pareciera: me limité al área de Toluca y algunos de sus tuiteros (si alguien me falta, me gustaría reparar esa involuntaria omisión). He querido subrayar la manera en que los desconocidos han dejado de serlo y celebrar con este escrito los primeros tres años transcurridos del primer encuentro con quienes ahora incluyo entre mis amigos. No se me escapa, por cierto, nombrar algunas de las tuiteras, por demás interesantes, que no he tenido oportunidad de conocer: @Staregirl, @_PaoO_, @Raquel_Toluca y la twitterstar @Marthzy (a quien encontré en Blogger y no le interesó demasiado Twitter la primera vez que se lo mencioné). Caso aparte es la más anónima de todas: @PensandodeMas (antes SlidingDoors), quien sorprendentemente me reconoció el 6 de abril de 2011 en una manifestación artística que en apoyo a Javier Sicilia se realizó en la Plaza González Arratia (y como suele ocurrir con frecuencia en #Toluca, resultó ser amiga de @Voz_Estridente).
Hay una razón más para escribir este texto: alguna vez reflexioné sobre la amistad y dije que a mis amigos los buscaba, les escribía, les llamaba por teléfono y ocasionalmente les daba obsequios. Así me enseñaron a mostrar afecto. Algo cambió y empecé a valorar más a quienes me buscaban, me escribían, me llamaban y me saludaban en el chat. Uno de esos amigos es Jesús Ricardo, quien cumplirá años este sábado 26. No olvido que en septiembre 2009 le deseé un feliz viaje a Venezuela y le pedí que me trajera una Miss Universo a su regreso. Trajo algo mejor: un libro del fotógrafo René Burri, Un mundo: la fotografía en tiempos de revolución, editado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura en 2008 (en él pueden apreciarse, por ejemplo, dos fotos del México de 1969: una, de las torres de Satélite, y la otra, el día de muertos en Metepec). En reciprocidad, le he prestado libros y le regalé Cadáver de ciudad, de Juan Hernández Luna (quien falleciera el 8 de julio de 2010).
Jesús, sabes cuánto te estimo y cuánto me cuesta escribir. Ojalá mis palabras, al retumbar, sean el fiel de la balanza...


Todo, todo lo que se tuitea es para uno mismo. @Terciopelo

Twitter: sé cosas que no me interesan. @Balmori

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