jueves, 27 de noviembre de 2008

80 años y 10 días


El 21 de noviembre, de 18:45 a 20:50 horas, convocados por Carlos Fuentes en el auditorio de la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, nueve de sus amigos editores participaron en la mesa redonda El arte de editar, presidida por el periodista argentino y editor del diario La Nación, José Claudio Escribano. Con un lleno casi total, entre el público se encontraban escritores como el nicaragüense Sergio Ramírez y el argentino Tomás Eloy Martínez. Precisamente un escritor fue el primero que habló: Sealtiel Alatriste, actual coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, quien narró su acercamiento a la producción editorial desde temprana edad y rememoró sus primeras clases de administración de empresas para afirmar que la edición es a la vez ciencia y arte, además de repasar la función de las editoriales públicas y privadas y la consideración que debe hacer el editor para pensar en el destino de su catálogo en bibliotecas y librerías.
Después tocó el turno a Basilio Baltasar, director de relaciones institucionales del grupo español Prisa, quien a partir de una declaración del agente literario Andrew Wylie, de que «el editor no es nada, nada», examinó la mutación que ha sufrido esta industria cultural en una de entretenimiento, donde rige el mercado monetarista y se sacrifica la calidad por la cantidad; sólo alguien como el editor, concluyó, podría reencauzar el modelo vigente.
Paulo Rocco, por su parte, editor de Fuentes en Brasil, expuso brevemente su experiencia en el mundo editorial: desde sus años como estudiante de economía, hasta abrir su propio sello editorial, y así contribuir, con pasión, a la formación humanística y a la materialización de ese sueño que es el libro.
A continuación fue leída la ponencia enviada por Luca Formenton, vicepresidente de la Fondazione Arnoldo e Alberto Mondadori, centrando su preocupación en la labor eminentemente cultural del libro: un instrumento insustituible para la difusión del saber.
Fue la anfitriona, Consuelo Saízar, directora del Fondo de Cultura Económica desde el 2002, quien retomó las sugerencias iniciales de José Claudio Escribano para abordar la edición electrónica y hacer una remembranza de los cambios tecnológicos que han desembocado en la autoedición y la necesidad de «un lector profesional que avale con su gusto y su prestigio la calidad de un escrito», es decir, la injerencia del editor ante la sobreabundancia de información.
Luego de Bill Swainson, director de adquisiciones de Bloomsbury Press y editor inglés de Fuentes, intervino Marisol Schulz, directora editorial de Alfaguara en México, para subrayar la doble naturaleza de la edición como arte y oficio, y agregar a su listado de atributos para ser un buen editor –entre los que sobresalía la paciencia– ingredientes como el conocimiento y el amor.
Cerró magistralmente Juan Cruz, adjunto de la dirección del diario español El País y novelista: durante 20 deliciosos minutos contó anécdotas de su trabajo editorial que incluyeron a Isabel de Polanco, Carmen Balcells, Mauricio Achar, Fernando Esteves Fros (ahí presente) y otras más que conoció de Borges, Torrente Ballester, Delibes y Mario Vargas Llosa. Antes del vino de honor y los descuentos a las Obras reunidas de Fuentes, coincidió con lo que ya otros habían mencionado, además del apasionamiento: «¿qué otra cosa es un editor que un acompañante? un editor, eso lo ha dicho muchas veces Carlos Fuentes de mí, que yo era su edecán, ¿qué otra cosa es un editor que un edecán? un tipo que adivina, por decirlo con el tango, el parpadeo del autor que a lo lejos va haciendo su trabajo; nosotros estamos obligados, por nuestro oficio, a compartir un primer entusiasmo, el que se hace en secreto: el autor está en su casa escribiendo con entusiasmo y termina arando con temblor lo que ha hecho a un tipo que si no le es fiel arruina su entusiasmo primitivo, ¿qué es un editor, sino el acompañante de un autor?».

1 comentario:

Raven Lausleahleahhann dijo...

Oye... y si alguien quisiera fusilarse tus Textos? No deberías publicarlos así nomás. Digo, en mi humilde opinión, te arriesgas mucho.

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