viernes, 18 de noviembre de 2005

Antiaforismos

i
Ninguna libreta puede librarse de un garabato i la mano del escritor es maniática i autoritaria: maniata al autor, lo enerva i lo manipula; su yugo es palpable i palpitante: el manuscrito es un electrocardiograma, la obra de una marioneta: un esperpento, un espectro. Escribir: triste fantasía. Soledad: una mano sudorosa i farfulladora.

ii
Cualquier cosa es mejor que escribir, pero no sé hacer nada más, i eso me abruma: porque nada quedará de mí. Ni siquiera lo que escriba.

iii
Si hay caos en lo que lees, no es literatura.

iv
En una conversación telefónica los silencios son voluptuosos: como la luz de la luna...

v
Quien escatima los tiempos muertos desperdicia la coyuntura para gestar un aforismo nunca antes pensado. Y nadie más lo hará.

vi
En un mundo de apariencias las limosnas son una apuesta: ¿cuántas veces acertamos?

vii
Es inútil esquivarlos: cuando te miran a los ojos dejas de ser invisible.

viii
Burlarnos de los demás es lo único que extraño de la sociabilidad.

ix
No quiero hablar. La mentira i la murmuración se propagan de boca en boca.

x
Soñar despierto es resistirse i exiliarse en una frontera difusa ensanchada lentamente por la escasez. Dormir ahí es desistirse.

xi
Desarraigar la falsa conciencia es una causa perdida. O un palimpsesto.

xii
Las variaciones temporales de la demora son disonantes i desafían el ritmo de una promesa i la distorsionan: el desaire es el sonido producido por un soplagaitas que se escucha a lo lejos, muy lejos de la puntualidad.

xiii
Mientras muerdo i mastico, pienso en todo lo que es fugaz i no tengo; soy como un tragamonedas: mi paladar es defectuoso i algo más no funciona: la ansiedad vuelve. Es la vida de un criptógrafo con una sola certeza: los dientes son el último rastro de nuestros restos.


17-28 de octubre
18 de noviembre, 2005

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